¿Sabes cómo recuperarte con éxito de una lesión?

Estoy seguro que habrás oido millones de veces que para recuperarte de una lesión tienes que seguir las recomendaciones del médico o de los fisioterapeutas.

Es cierto pero, ¿y si te digo que hay algo que se nos ha olvidado desde el principio?

Sí, estoy ablando de la mentalidad, eso que la ciencia ha demostrado que es igual o más importante que el propio tratamiento físico.

En este artículo, voy a demostrarte porque es tan importante y cómo puede ayudarte a superar tu lesión.

¡Vamos a ello!

Gracias a los recientes avances científicos sabemos que todos los tratamientos (también en lesiones) tienen un éxito mucho mayor si se plantean de una forma holística, es decir, considerando el cuerpo como un organismo único donde todo está relacionado entre sí. 

En los últimos años, esta corriente de pensamiento se ha extendido más en el momento que la parte mental ha entrado en juego.

Hablando en términos generales, hemos conseguido hallar una relación muy directa entre los resultados que obtenemos y nuestros pensamientos que es la siguiente:

Creencia arraigada que provoca un pensamiento, el pensamiento provoca una emoción, la emoción provoca una acción y finalmente la acción termina dando un resultado.

Te invito a que hagas el ejercicio de pensar en una creencia que tengas (por ejemplo: “ no puedo adelgaza” o bien “no sé hablar en público”). 

Reflexiona sobre qué pensamientos te vienen a la cabeza sobre ese tema, qué emoción sientes y qué acciones acabas tomando. (Con el ejemplo anterior, las acciones serían “no empezar ninguna dieta” o bien “quedarse en casa y no subir nunca a un escenario para hacer un discurso”).

Cada una de esas acciones van a acabar de forma inevitable en unos resultados visibles. 

Ejemplo sobre la creencia «no sé hablar en público»:

Si somos capaces de cambiar la creencia inicial, es inevitable que cambien los resultados.

En el momento que sufrimos una lesión deportiva no podemos dejar de lado ésta relación o como mínimo tenerla en cuenta. Si en un principio crees que no te vas a recuperar, vas a generar pensamientos, emociones y acciones que acabarán otorgando la razón a tu creencia inicial.

¡Pero yo voy a enseñarte las claves para que eso no sea así!

Las 3 claves y pasos mentales para superar una lesión

1. Concienciación

Tomar conciencia de lo que te ha pasado, no buscar culpables y saber que tú eres el único responsable para conseguir volver a tu deporte.

Soy consciente de que puede sonar fuerte, pero te aseguro que es un paso que tarde o temprano vas a tener que dar, y cuanto antes lo des, antes vas a volver.

El mismo día del accidente, vete a dormir sin pensar en nada. En ese momento solo importa conseguir un poco de calma, no te cuestiones el porque te ha pasado a ti, si te va a llevar mucho tiempo de recuperación, si vas a tener que pasar por el quirófano y toda esta serie de preguntas sin respuesta. Véte a la cama y el día siguiente te pones manos a la obra.

Mi gran momento de paz

Por si todavía no me conoces, soy Arnau, ¡encantado!

Me rompí la rodilla por tres sitios distintos jugando a fútbol y esta experiencia me ha llevado a escribir estas lineas y a desarrollar mi forma de vida.

En mi caso, todo parecía estar predestinado. El día de la lesión fue un día muy estresante: mucho trabajo sin resolver, problemas personales con algunas amistades…

En el mismo momento que caí al suelo, pase por una fase de estrés máximo, nervios, llantos y prisas para ir al hospital. Mi madre estaba presente y fue ella quien me cogió, me subió al coche y fuimos directos al hospital.

En ese momento experimenté la seguridad más grande que he sentido nunca. Pasara lo que pasara, daba absolutamente igual, porque mi madre estaba a mi lado.

A partir de ese momento, no me volví a poner nervioso hasta la hora de entrar a quirófano. Y al salir, allí volvía a estar ella.

Es posible que para ti sea algo diferente, pero busca la paz. Puede estar en los lugares más insospechados.

2. Empoderamiento

Una vez sabes el diagnostico solamente queda una cosa: trazar el mejor plan posible para volver más fuerte. 

Rodéate de expertos y de personas que hayan pasado por un proceso similar al tuyo y que te puedan entender. En estos casos la empatía entre paciente y profesional cobra mucha importancia. 

Empieza a concretar objetivos a corto plazo y procura dar un paso más todos los días. 

Llegados a ese punto, me gusta mucho contar una pequeña anécdota de mi rehabilitación del ligamento cruzado anterior, que creo que te puede ayudar e inspirar a hacer algo similar: 

Mi pequeña herramienta de mentalidad

Una vez tuve claros los pequeños objetivos y sabía perfectamente lo que tenía que hacer día a día, colgué una foto en la puerta de mi cuarto, de modo que inevitablemente la observaba cada mañana.

Ésta foto me dio fuerzas todos y cada uno de los días que duró mi recuperación. ¿Por qué? Porque esa foto representaba mi objetivo, mi visión y aquello por lo que estaba trabajando cada día.

No era una foto mágica. Era una foto mía jugando a fútbol.

El hecho de visualizarte a ti mismo con un objetivo cumplido, pone a tu cerebro a trabajar. 

Nuestra mente no distingue lo que es real y lo que no (véase el miedo que tenemos al ver una película de terror, sabemos que no es real, pero el miedo existe, lo sentimos), y de ese modo podemos “hackear” nuestro cerebro para que actúe a nuestro favor. 

Las herramientas psicológicas pueden ser muy potentes, y con mi historia te quiero transmitir la que a mí me ha funcionado mejor: la visualización.

La visualización previa de los objetivos ya logrados me ha ayudado mucho desde entonces.

3. Recuperación física

Si sigues un buen plan de recuperación, inevitablemente lo vas a conseguir. Si haces un poco cada día, inevitablemente vas a conseguir mucho.

A pesar de eso, es muy habitual que los progresos sean cada vez más lentos, y la motivación para seguir sea cada vez menor. Aquí muchos desisten y no llegan a conseguir el gran objetivo de salir de la lesión más fuertes que antes.

Mi consejo es que si ves que tu motivación decae, plantees nuevamente unos objetivos que te motiven. Busca algo más allá del objetivo principal de superar la lesión, algo que realmente digas: “si consigo eso, voy a ser el rey”. 

Si es necesario, cambia de gimnasio, de entrenador o de fisioterapeuta, y busca incorporar tu deporte, en la medida de lo posible, en tus ejercicios de recuperación. 

Mantén tu mente en modo “consecución de objetivos” y no permitas que el avanzar despacio te frene por completo.

Adopta mentalidad de tortuga. Ella siempre llega a su objetivo.

El miedo a fallar

Por último, quiero hablarte del miedo. Del miedo a fallar. 

Créeme, todos tenemos miedo y sobretodo al principio. Quizá es miedo a romperte de nuevo, a estar siguiendo un plan de entrenamiento que no esté adaptado a ti, a engordar demasiado o simplemente a no estar, de un modo u otro, en el camino correcto.

És algo normal y es bueno que así sea. El miedo te mantiene alerta, atento a los cambios y sobretodo, te hace humano. Lo que no puedes permitir de ninguna manera es que ese miedo te frene, porque si te frena, te ha ganado, si el miedo te gana, has perdido.

Mi consejo más importante es que si te ves en la obligación de pasar por el proceso de superación de una lesión más o menos grave, te rodees de profesionales que te entiendan, que compartan tu visión y que hayan pasado por un proceso similar.

La clave del éxito en mi lesión de rodilla

Tuve la gran suerte de tener a mi lado a mi amigo Roger. Él es entrenador personal y fisioterapeuta ejerciendo hoy en día en el Real Club Deportivo Español. Años atrás había pasado por la misma lesión que yo y somos muy iguales en todos los sentidos.

Fíjate, ésta es la reacción que tuvieron mi entorno más cercano y la de Roger, cuando yo les decía que mi objetivo era volver a jugar al fíutbol:

  • Mi entorno cercano: “Te has roto la rodilla, es una tontería que intentes volver a jugar”.
  • Roger: “Arnau, tú vas a volver a jugar al fútbol”.

¿Ves la importancia de rodearte del entorno correcto?

En él tuve todo lo necesario: un profesional, un amigo y alguien que había vivido la misma lesión y el mismo proceso de recuperación al que yo me enfrentaba. 

A raíz de esta experiencia, decidí emprender mi propio camino para ayudar a las personas que están en la situación que estuve yo. Decidí dar forma a la transformación que experimenté con Roger, para poder acercarla al máximo número de personas posible y que tú también puedas pasar por ella. Así nació el Método REMA.

No todo es trabajo físico. El trabajo mental importa, y mucho. La mente lo controla todo.


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